Diego Portales fue arrestado en Quillota tres días antes de su muerte, mientras era trasladado a Valparaíso, el grupo de soldados a cargo de su cautiverio lo bajó del carruaje y asesinó con disparos y golpes de bayoneta. Al saberse la noticia, el pueblo gritó “Viva” ya que en su muerte vio el alivio que el país necesitaba, para seguir adelante en un clima de paz.